Het Begin van het Leven

Finalmente, finalmente alcanzamos la costa. Los hombres arrastraron nuestro bote sobre la arena. Estábamos a salvo. Vivos. Caí en la playa y no podía levantarme. Vivía pero me sentía muerto por dentro. Dios me había salvado pero ¿por qué? No lo merecía.

Mi amigo me encontró después de tres días. Se veía terrible. Había cambiado. La tormenta había roto algo en él. "¿Cómo estás?" preguntó suavemente. Su voz era diferente. El chico que reía se había ido. Ahora parecía un hombre viejo.

Su padre estaba con él. Cuando oyó quién era yo, el viejo capitán se puso muy serio. "Joven", dijo, "nunca debes volver al mar. Esta tormenta es la advertencia de Dios para ti. No estás destinado a ser marinero. Vete a casa mientras puedas."

"¿Su hijo dejará de navegar?" pregunté. El capitán sacudió la cabeza. "Eso es diferente. Es su trabajo. Es su vida. ¿Pero tú? Viniste por aventura. ¡Y mira lo que pasó! Quizás estés maldito. Quizás seas como Jonás en la Biblia."