Un encuentro en Madrid

26. "Tenemos vino tinto y vino blanco," dice el camarero. Pronuncia cada palabra despacio. "¿Qué regiones?" pregunta Pablo. El camarero piensa. Y piensa. "Rioja para el tinto. Albariño para el blanco." Más pensamiento. "También Ribera del Duero." Parece inseguro.

27. "Me gusta el vino tinto. Rioja está bien," dice Elena. "A mí también. Dos copas de Rioja, por favor," dice Pablo al camarero. El camarero asiente y se va. Se aleja muy, muy despacio. Lo miran irse. "¿Está caminando hacia atrás?" susurra Elena. Intentan no reír.

28. "¿Conoces bien el vino?" pregunta Elena. "Un poco. Mi familia es de La Rioja." Pablo explica. "Visitábamos viñedos cuando era joven. Aprendí a oler el vino. Luego estornudé en una copa y ahora nunca huelo el vino."

29. "Yo soy de Valencia. Preferimos vinos más ligeros," dice Elena. "Buenos para el almuerzo." Conoce sus regiones. "Pero me gustan todos los vinos. Tinto, blanco, rosado. ¡No soy difícil!" Los dos sonríen. A los españoles les encanta hablar de vino.

30. El camarero vuelve con el vino. Tarda cinco minutos en servir dos copas. Esperan pacientemente. "Por conocer gente nueva," dice Pablo. Tocan las copas suavemente. "Por la gente nueva," repite Elena y sonríe. El vino es bueno. No excelente, pero bueno.

31. "¿Qué haces los fines de semana?" pregunta Pablo. "Pinto los sábados por la mañana. Visito mercados para inspiración." Elena ama su rutina. "Los domingos, corrijo trabajos de estudiantes. Escriben sobre arte. Algunos ensayos son muy... creativos." Hace una mueca.

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