Un encuentro en Madrid

38. "¿Cómo protesta?" Pablo quiere saber. "Tira cosas de la mesa. Una por una." Elena demuestra. "Primero las llaves. Luego el móvil. Luego las plantas. Es muy dramático." Pablo asiente. "Hemingway se sienta en mi almohada. Con el trasero. Es su venganza."

39. El camarero trae la cuenta. Por fin. Elena la mira. Dos cafés cuestan ocho euros. Dos vinos cuestan diez euros. La comida cuesta diez euros. Total veintiocho euros. No está mal para una tarde larga.

40. "Podemos dividir," dice Elena. "Catorce euros cada uno." Abre su cartera. "No, por favor. Déjame pagar," insiste Pablo. "¿Estás seguro?" pregunta Elena. "Sí. Tú puedes pagar la próxima vez. Si quieres una próxima vez." Parece esperanzado.

41. "¡Claro que quiero una próxima vez!" Elena está feliz. Esta tarde fue divertida. Pablo es interesante y gracioso. Ana tenía toda la razón. Hacen buena pareja. "Gracias por el café y el vino," dice.

42. Pablo paga al camarero muy despacio. Quería ver cómo reaccionaría el camarero. Pero no reaccionó. Pablo deja propina. El camarero toma el dinero despacio. Se levantan y se ponen las chaquetas. "Ha sido muy agradable," dice Elena. Lo dice en serio. El nerviosismo se ha ido. "Sí, maravilloso. Ana es buena casamentera," Pablo está de acuerdo.

43. Caminan hacia la puerta juntos. Otra gente espera su mesa. Los cafés madrileños siempre están llenos. "¿Puedo tener tu número de teléfono?" pregunta Pablo. Saca su móvil. "Sí, claro," dice Elena.

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